Mira nada más qué monada de peinado. Dos trencitas bien marcadas que terminan en coletitas altas, y la niña lista en un dos por tres. Lo mejor es que queda pulcro pero al mismo tiempo juguetón, así que lo mismo sirve para el cole que para una salida al parque.
Este peinado me encanta porque tiene ese toque formalito sin perder lo divertido. Dos trenzas bien marcadas que terminan en moñitos bajos, y ¡listo! La nena queda peinada como de revista, pero sin complicarte nada. Ideal para un día especial o cuando quieres que se vea arregladita sin dejar de ser niña.
Este look es una pequeña joyita, literal. Las dos mini trencitas delanteras recogen el cabello hacia los moñitos altos, dándole un aire juguetón y ordenado a la vez. Y lo que termina de hacerlo mágico es esa línea central adornada con piedritas de colores, que transforma el peinado en algo digno de fiesta. Parece de desfile, pero en realidad es fácil de armar y queda encantador para cualquier salida especial.
Trencitas bien marcadas y alineadas con orden y estilo. Se recogen todas hacia atrás y terminan en dos coletas altas sujetas con lazos rojos, que hacen que el peinado se vea aún más llamativo. Si además juegas con el color de los lazos, puedes adaptarlo para algo más tierno o más festivo según la ocasión. ¿¡Qué tal esta idea para trenzas!?
Este peinado tiene un encanto especial: combina dos trenzas pegaditas que bajan como en escalera, creando un efecto visual súper bonito y ordenado. Es perfecto para celebraciones, porque además de mantener todo en su lugar, le da al look un toque muy tierno y femenino. El detalle de la flor al final le suma un aire fresco, como si fuera un peinado sacado de una historia familiar o una tradición de toda la vida.
Estas trencitas van tan derechitas y firmes que parecen hechas con regla y escuadra, oye. Terminan en dos coletas con lazos turquesa que son como la guinda del pastel. Es de esos peinados que cuando lo ves piensas: “esto me va a durar más que la batería del celular”. Y sí, aguanta juegos, saltos y hasta algún berrinche. Un look que mezcla disciplina alemana con ternura mexicana, y que encima arranca sonrisas porque esos lazos gritan fiesta aunque sea lunes.
El 8 es el número del infinito, y este peinado no se queda corto: lo haces una vez y se siente eterno en su encanto. Dos trencitas laterales que se encuentran al centro como si estuvieran destinadas a unirse (qué poético, ¿no?). Es un estilo que no grita, susurra; que no alardea, se luce solito con esa media coleta que le da un aire de duendecilla del campo. Perfecto para esos días en que quieres que tu niña vaya cómoda, pero con un toquecito mágico, porque —ya lo sabes— el 8 no es un número cualquiera, es el que abre portales y cierra berrinches.
Esta trenza llamada espiga y no, no es para llevar al molino ni para acompañar la comida del domingo (aunque da ganas de decirlo). De hecho, la historia de las trenzas está llena de simbolismos y esta variante en particular siempre ha tenido su encanto práctico y estético.
Aquí lo que hace es dibujar un camino lateral bien definido, que cae rectito hacia abajo, como diciendo: “mírame, no necesito adornos para lucir divina”. Es de esos peinados que te sacan de apuros cuando el cabello quiere rebelarse, porque con dos pasadas ya tienes un look que parece de revista. Y lo mejor: sin migas de pan de por medio.
Este peinado tiene algo de minimalismo escandinavo, de esos que parecen simples pero esconden toda la gracia en los detalles. La trenza baja que se cruza en la nuca no necesita ruidos ni adornos extra, porque sola ya transmite calma, equilibrio y una elegancia discreta que enamora. Es el tipo de peinado que uno ve y piensa: “menos es más”. Perfecto para esos días en que buscas que tu niña luzca ordenada y delicada, con un aire casi filosófico… pero siempre lista para correr, jugar y volver a despeinarse en un segundo
Este look parece sacado de una foto en sepia de hace cien años, de esas que encuentras en el baúl de la abuela. El bob liso impecable combinado con la trenza frontal escondida le da un aire clásico, casi solemne… pero ojo, que aquí no hay luto ni tristeza, solo mucha elegancia bien llevada. Y es que a veces lo antiguo se convierte en moderno con un simple giro de estilo. Ideal para esas ocasiones en las que quieres que tu niña parezca de revista, pero con ese guiño divertido que dice: “sí, soy elegante, pero también puedo correr al parque después de la foto”.
Terminamos este recorrido con un peinado que parece sencillo, pero tiene un estilazo tremendo. El bob rubio con trenza en cascada es como un rayito de sol que se cuela en la playa o en una fiesta infantil. Perfecto para cerrar con broche de oro estos 12 looks que, como ves, demuestran que el cabello corto no tiene límites. 
Y si quieres inspirarte aún más, puedes echar un ojo a las tendencias en peinados infantiles que recoge Vogue Niños.
